
17 de marzo de 2022.- El tercer viernes de marzo se conmemora el Día Mundial del Sueño, una fecha que este año se celebra bajo el lema “Sueño de calidad, cerebro sano, mundo feliz”, con el objetivo de incidir sobre el impacto del sueño sobre nuestra salud, así como para fomentar la prevención y el conocimiento de los distintos trastornos del sueño. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) más de 12 millones de personas se despiertan con la sensación de no haber tenido un sueño reparador o finalizan el día muy cansados y, además, más de 4 millones padecen algún tipo de trastorno de sueño crónico y grave.
“El sueño es fundamental para la salud y es un requisito biológico fundamental para la vida humana. El sueño está involucrado en innumerables procesos fisiológicos, por lo que la mala calidad del sueño se relaciona con problemas de salud: aumento de riesgo de mortalidad por eventos cardiovasculares, problemas metabólicos como diabetes y obesidad, disfunciones neurocognitivas, problemas de salud mental…”, señala la Dra. Ana Fernández Arcos, Coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN). “Y si bien experimentar cambios puntuales en el sueño es algo normal, ciertos factores externos -principalmente hábitos de vida inadecuados y estrés- o padecer algún trastorno del sueño pueden provocar cambios graves en los patrones de sueño, que pueden hacer que nuestra salud se vea afectada”.
Son tres los factores que determinan qué es un sueño de calidad: la duración, que debe ser la suficiente para sentirnos descansados al día siguiente (en adultos, entre 7 y 9 horas); la continuidad, ya que el sueño debe ser estable y sin fragmentación; y alcanzar fases de sueño profundo, que implican un descanso más reparador. La SEN estima que hasta el 48% de la población adulta española y que hasta un 25% de la población infantil no tiene un sueño de calidad.
“Gran parte de la población podría mejorar la calidad de su sueño mejorando su estilo de vida. Mantener unos horarios y rutinas regulares para acostarse y levantarse es fundamental, pero también lo es hacer ejercicio físico, realizar cenas ligeras, intentar dejar lejos de la hora de ir a dormir todos aquellos estresores que nos afectan en el día a día (dispositivos móviles, uso de ordenador…) y, en el caso de hacer siesta, no excederse con su duración (no más de 20-30 minutos). Deben evitarse tóxicos como el alcohol o el tabaco y reducir la cafeína, sobre todo unas horas antes de acostarse”, comenta la Dra. Ana Fernández Arcos.