Los cruces entre poleas resultan ideales como complemento del trabajo básico de los músculos del pecho. Inciden sobre dos de los tres movimientos necesarios para los pectorales: flexión del hombro y aducción del pecho.

Colocaos en el centro de un aparato de cruces de poleas, sujetando el extremo de cada una a la altura de los hombros con los brazos casi estirados (sin bloquear los codos).
Doblaos ligeramente hacia el frente desde la cintura y tirad de los mangos hacia abajo y a lo largo del cuerpo hasta que las manos se rocen a la altura del pecho o de la sección media, expulsando entonces el aire tomado. Volved al punto de partida lentamente, inspirando a la vez, manteniendo la misma posición de brazos y de codos. La congestión producida por este ejercicio, cuando se realiza de manera lenta y deliberada, puede resultar extraordinaria, ya que también equivale en su posición final –vale la pena aguantarla un par de segundos- a la célebre pose del “más musculado”. Resulta un excelente complemento a movimientos básicos de pecho como press de banca o press inclinado, con barra o con mancuernas. Dependiendo asimismo de la posición de los brazos, incide sobre la parte superior, inferior o media de los pectorales y, debido a la condición del ejercicio, favorece que se prolongue ese tiempo pasado bajo tensión que resulta decisivo para incidir positivamente en el desarrollo de los músculos.