
El bíceps, sin duda alguna. Así se ha reflejado siempre en las anécdotas y en las curiosas
miradas dirigidas hacia ese músculo que, cuando está bien desarrollado, presenta una notoria protuberancia de sus dos cabezas que llama la atención a quien lo mira; una de ellas es la cabeza larga, que discurre por fuera del brazo, y se origina en el tubérculo supraglenoideo de la escápula; otra, la corta, que recorre su parte interior y tiene su origen en la
apófisis coracoide de la escápula; ambas se juntan, formando un tendón, cerca ya del codo. La parte tendinosa continúa por el antebrazo y se une a la apófisis bicipital del hueso radio.

l músculo bíceps es uno de los más variados de
acuerdo a la genética. El llamado pico, que tanto capta la atención cuando está bien desarrollado, es asunto de la naturaleza,
y poco se puede modificar si no tienes las inserciones idóneas, algo que bien se veía en los dos grandes súperatletas de la historia: Sergio Oliva, carente de esa protuberancia por ser el músculo demasiado largo y no afinarse al llegar
al codo ni al hombro, muy impresionante,
sin embargo, en relajación, y Arnold Schwarzenegger, dueño de un pico perfecto, que suponía tener el brazo más impresionante de la época.
