AL SEGUIR una dieta de cero carbohidratos, es aconsejable controlar el estado del azúcar sanguíneo. Ciertas personas sufren de hiperglucemia ocasional y no desean ponerle remedio ingiriendo unos hidratos. Siempre debéis tener en cuenta el problema de la intolerancia alimenticia, que puede producirse al iniciar cualquier clase de dieta.
¿Puedes y debes seguirla durante toda la vida? ¿Serás capaz de adaptarte a ella, teniendo en cuenta que también debes eliminar los lácteos y los huevos? Ten en cuenta que la ausencia de sabor o que este te resulte poco agradable incide de manera negativa en la salud al hacer que las hormonas del bienestar bajen menos al torrente sanguíneo. También son muchos los especialistas que aseguran que esa clase de dieta drástica no contiene los antioxidantes necesarios para protegernos contra la enfermedad cardiovascular, el envejecimiento prematuro y el mismo cáncer. ¿Podremos evitar ese problema con añadir vitaminas y antioxidantes como el glutatión, la clorella o el ácido alfa lipoico? ¿Es necesario recordar que las tribus y las razas que siguieron esa clase de dieta –obligadas, por lo general, debido a la carencia de otros recursos en esas sociedades de cazadores-recolectores-, aun disfrutando de una salud superior, como promedio, vivían menos que la población actual de los países ricos? ¿Se debe no solo a la falta de pandemias y hambrunas sino a la adición y el uso indiscriminado de fármacos que dan como resultado millones de gentes enfermas e inválidas sostenidas gracias a la farmacología y la cirugía?
ES IMPORTANTE conocer primero cuál es tu respuesta a largo plazo a la restricción total de carbohidratos. Pasar de no consumir prácticamente ninguno a unos cuantos y a muchos no es una opción sana. Saber de verdad lo que te resulta válido implica mantenerte en el consumo elegido durante varios meses para reconocer si te es útil y favorece tu salud. De no ser así, debes volver a tu dieta habitual o hacer pruebas con otras.
Porque no basta con probar y seguir; hay que tener también en cuenta los efectos negativos, bien documentados asimismo:
• Posible aparición de cálculos renales, no se sabe si en directa relación con la cetosis o debidos al consumo de lípidos inadecuados o a la deshidratación crónica de algunos seguidores.
• Hiperglucemia, en ocasiones, como sistema de respuesta del organismo. Esto es algo que debes saber si sigues esa dieta. Recuerda que una ingestión de unos cuantos carbohidratos puede cambiar de inmediato lo que, de seguir así, pudiera ser aviso de aparición de la diabetes.
• Calambres musculares por falta de magnesio o potasio. Lo remedias tomando unos hidratos, pero, parece ser, que no resulta complejo adaptarte poco a poco a eso hasta no llegar a padecer ninguno.
• Hay asimismo informes de pancreatitis y de problemas cardíacos de arritmias.
Sin embargo, aún no se ha estudiado esta clase de dieta lo suficiente para establecer conclusiones definitivas. La mayoría de informes personales son meramente anecdóticos, corresponden a gente que ha encontrado en esa alimentación lo necesario para conseguir un buen funcionamiento del organismo. Se trata aquí del sistema de Prueba y Error, y de NUNCA hay que empezar en el límite posible del CERO CARBOHIDRATOS porque no sabemos cómo lo va a recibir nuestro cuerpo.

Al principio, la persona acostumbrada a un consumo excesivo de carbohidratos (+de 300 gramos diarios, un valor muy común, sobre todo entre gente del gimnasio y el deporte) debe irlos reduciendo de semana en semana hasta, aproximadamente, en un mes, llegar a esos 25-50, para aguantarlos luego durante dos o tres semanas, y entonces pasar a ese punto cercano al cero en que ni siquiera consumes semillas, fibra o vegetales verdes. Los ácidos grasos se convertirán así en tu combustible único, aparte de los procesos de gluconeogénesis, esta vez no basados en el ayuno, en que el combustible se obtiene de los propios tejidos y se extrae de tus músculos.
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