Los podemos comparar con ese triángulo de la felicidad compuesto de salud, dinero y amor. Aquí se trata del trío de la supervivencia: Carbohidratos, Grasas y Proteínas. Digamos que en la actualidad su papel se ha invertido. El que fue el macronutriente elegido hasta hace no mucho, ahora se va relegando al segundo puesto o incluso al último lugar. Las grasas adquieren primacía. La proteína suele ganar la medalla de plata. En cualquier caso, recordaremos que cada uno de los tres tiene su papel concreto, actuando de acuerdo a cómo se equilibra, a nuestras necesidades energéticas, al tipo de vida realizada y, también, a lo que impone nuestra genética al margen de los procesos adaptativos.
Es algo muy importante a estudiar. Se está empezando a trabajar en ello. Al igual que la historia familiar de enfermedades nos afecta porque vamos a ser más proclives a su ataque, tenemos, asimismo, un historial digestivo; debemos empezar a reconocerlo para alimentarnos de acuerdo a lo que nos confiesa y lo que es.
En nuestra revista, Eduardo Franco analiza detenidamente cada uno de ellos y su prioridad en nuestro plan de alimentación según nuestros intereses.